Cada día una persona adulta sana produce entre uno y dos litros de saliva, lo que viene a ser un mililitro por minuto. La saliva facilita el habla, la masticación, la deglución y ayuda a mantener la boca hidratada, limpia y equilibrada. El principal síntoma que percibe alguien que sufre xerostomia es la disminución de la cantidad de saliva. Todos sufrimos sequedad bucal en algún momento (por nervios, estrés, después de ingerir alcohol o determinados alimentos…) pero si notamos falta de saliva a diario y encontramos problemas para hablar, masticar, saborear alimentos o tragar es posible que padezcamos xerostomía o sindrome de la boca seca. Junto a la disminución de saliva podemos encontrar otros síntomas.
- Sensación continua de boca reseca, pastosa y pegajosa.
- Necesidad de beber agua para hidratar la boca y aumento de la sed.
- Saliva densa y viscosa (con aspecto similar a la espuma).
- Ardor de boca.
- Lengua seca, agrietada y áspera.
- Labios resecos y aparición de grietas en las comisuras de la boca.
- Dificultad para hablar, masticar o tragar.
- Mal aliento.
- Alteración de los sabores (disgeusia). Por ejemplo, en algunos alimentos como la carne las personas perciben un sabor metálico.
- Aparición de problemas dentales aunque se tenga una buena higiene oral. Son frecuentes las caries “de raíz” (en el cuello del diente), muy difíciles de detectar a tiempo, de rápida progresión y que ponen en serio peligro el diente).
- Llagas y erosiones en la boca.
- Mayor tendencia a padecer infecciones en la boca (por ejemplo candidiasis bucal, infecciones periodontales y gingivales).
- -Dificultad en el uso prótesis dentales (por ejemplo, una dentadura postiza).
Además de estos síntomas que describe el paciente, cuando un especialista realiza la exploración física puede encontrar algunas alteraciones en la cavidad oral:
- Mucosa de la boca pálida y seca.
- Fisuras en la lengua.
- Encías blanquecinas, sin brillo y a veces con infecciones.
- Paladar seco.
- Erosiones o irritaciones bucales.
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